El hígado es el órgano más grande que está dentro del cuerpo y tiene más de 500 funciones: desde eliminar toxinas y mantener la presión arterial, hasta producir la bilis (sustancia necesaria para poder descomponer las grasas).
Cuando estamos pasados de peso es cuando comemos más de lo que necesitamos y el organismo va transformando ese alimento que queda en grasa, por lo tanto el hígado va forzado en su función de eliminación de toxinas, causando estreñimiento y obstrucción de la vesícula por la acumulación de tóxicos en nuestro cuerpo que no son necesarios. Por esto es sumamente importante hacer una limpieza hepática.
Cómo limpiar el hígado de forma sencilla:
1. Jugo de naranja, jengibre, ajo y aceite de oliva: Para preparar esto, solo necesitas 1 cucharada de aceite de oliva, 1 cuchada de zumo de naranja natural, media cucharada de jengibre rallado y media cucharada de ajo cortado en trozos pequeños. Pones estos alimentos en el triturador y lo ingieres durante tres noches antes de dormir.
2. Remedio de toronja y limón con jengibre y ajo: Los ingredientes son dos toronjas, 4 limones, 2 dientes de ajo, 1 raíz de jengibre, una cucharadita de aceite de oliva y agua. Lavas y exprimes las toronjas y limones, luego rayas la raíz del jengibre y machacas los dientes de ajo. Mezclas todos los ingredientes en la licuadora con el agua y listo. Puedes beberlo durante un fin de semana en la noche.
3. El berro: Tomar dos o tres cucharas de berro al día ayudan a limpiar el hígado y el resultado es bajar de peso rápidamente. Lo maceras y lo pones agua, ese liquido te lo bebes en la noche y listo.
4. Las algas: Estas son depuradoras naturales que ayudan a procesar la grasa y carbohidratos, las puedes consumir hervidas o en ensaladas.
5. Té verde: Es muy bueno para estos fines ya que está compuesto por antioxidantes que ayudan al hígado a cumplir sus funciones eficazmente como el de eliminar toxinas.
6. El diente de león: Ayuda al hígado a depurarse, especialmente a los hígados que sean perezosos, ya que es capaz de aumentar de entre 2 a 4 veces la secreción de la bilis.
7. La alcachofa: También es muy buena para el hígado, al igual que el cardo mariano, que cuenta con silimarina, protectora de este órgano.
Limpieza hepática profunda:
En presencia (o sospecha, ya que nadie está libre de ellos) de abundantes cálculos intra hepáticos, seguramente deberemos recurrir a un método de depuración enérgico. Es el caso del método de limpieza hepática profunda, una técnica eficaz y relativamente sencilla para eliminar íntegramente los nocivos cálculos biliares que describimos antes. Dada la inocuidad del método y sus grandes beneficios, no tiene mayor sentido plantearse dudas respecto a la conveniencia de practicarla, ni dilatar la práctica, a la espera de un momento ideal.
El procedimiento se basa en un período preparatorio (6 días), durante el cual se ingiere diariamente al menos un kilo y medio de manzanas. Esto se realiza para generar un ablandamiento de los cálculos, por acción del ácido málico presente en la manzana. Luego, durante los dos días de la limpieza se toman 4 vasos de solución magnésica (sulfato de magnesio). El efecto del magnesio es dilatar los diminutos conductos biliares, a fin de facilitar el tránsito de los cálculos reblandecidos por la acción de las manzanas. Finalmente se ingiere una emulsión de aceite de oliva y jugo de pomelo, lo cual provoca un fuerte estímulo de secreción biliar, lo cual activa la expulsión de los cálculos.
Antes y después de la limpieza hepática profunda, es necesario realizar una cuidada limpieza de los intestinos, a fin de evitar el estancamiento de los tóxicos cálculos biliares en el tránsito intestinal, lo cual generaría una peligrosa reabsorción de la materia tóxica expulsada (parásitos, virus, materia putrefacta) a través de la mucosa intestinal. Además de migrañas y nauseas, podrían generarse cuadros de pancreatitis o apendicitis. Lo ideal es hacer antes de la primera hepática profunda, un lavaje colónico completo (3 sesiones) y luego una limpieza con agua salada (o una sesión simple de colónica), a modo de “enjuague intestinal”. En las sucesivas hepáticas y según se lleve a cabo una alimentación fisiológica (solo frutas, hortalizas y semillas) puede prescindirse del lavaje colónico previo y limitarse al “enjuague” posterior (agua salada, sesión simple de colónica, etc).
La técnica no es aconsejable para ser realizada en medio de enfermedades agudas (gripes, fiebres, diarreas, etc), período menstrual, embarazo o lactancia. En cambio resulta sumamente aconsejable en enfermedades crónicas, al resolver la causa profunda del problema.
Dependiendo de la congestión presente en cada persona, suelen ser necesarias varias sesiones de este método, entre las cuales debemos dejar al menos un mes de intervalo. La ausencia de cálculos en las evacuaciones es la señal que hemos concluido el proceso satisfactoriamente. Una vez ultimada la serie completa de limpieza hepática profunda, y dependiendo de los hábitos higiénico/alimentarios de la persona, se sugiere realizar una limpieza anual como mantenimiento preventivo, preferentemente en coincidencia con el equinoccio de primavera (21 de setiembre).
Limpieza con aceite de oliva:
Otra popular y antigua técnica que permite remover y expulsar los residuos tóxicos del hígado, aunque con menor eficiencia frente a colapsos crónicos, es la antiquísima cura de aceite de oliva. Consiste en ingerir durante al menos 15 días seguidos, dos cucharadas de aceite extra virgen en ayunas. Es conveniente adicionar unas gotas de jugo de limón al aceite de oliva, a fin de facilitar su asimilación.
Durante estas dos semanas, se sugiere comer liviano y frugal, acompañando con infusiones de hierbas hepáticas. En caso de presencia de cálculos vesiculares y/o molestias, se recomienda utilizar una sola cucharada diaria, a fin de disminuir la intensidad de los movimientos.
Pobladores de zonas productoras de olivo, suelen sostener durante todo el año el hábito de iniciar la jornada tomando una cucharada de aceite de oliva. Es ideal acompañar esta costumbre con la ingesta de manzanas o jugo de esta fruta, lo cual garantiza el ablandamiento de los cálculos y evita el riesgo de cólicos a causa de su desplazamiento por los estrechos conductos biliares.
Aunque no tan efectiva como la limpieza profunda, este método es adecuado como mantenimiento preventivo o en casos de imposibilidad de realizar el método antes descrito (embarazadas, lactancia, niños, etc). También ayuda en la lubrificación intestinal
Enema de café:
Otro procedimiento casero que ayuda a la desintoxicación hepática, por su enérgica acción colerética, es el enema de café. Una sustancia presente en el café, el ácido palmítico, estimula espectacularmente la producción de una benéfica enzima (glutatión s-transferasa), lo cual se suma a otros principios activos del café respecto a la depuración del hígado. Resumidamente podemos decir que esta práctica:
• estimula la actividad y la regeneración celular
• mejora el equilibrio sodio/potasio en las células
• capta radicales libres
• incrementa el flujo biliar
• dilata los vasos sanguíneos y los conductos biliares
• relaja la musculatura
• elimina toxinas cerosas de la sangre
• elimina parásitos (áscaris)
• alivia depresión, tensión nerviosa, alergias y dolores
El enema de café se prepara con 2 cucharadas soperas de café en grano recién molido y un tercio de litro de agua. Se lleva a hervor, como si fuese una infusión para beber, se deja reposar unos minutos y se vuelve a hervir, se cuela bien y se aplica con una pera de goma de 300cc, lubricando la cánula con aceite para evitar irritaciones. La infusión se retiene durante 10/15 minutos y luego se evacua normalmente.
Dado que en pocos minutos toda la sangre del cuerpo pasa por el hígado, esta práctica equivale a una diálisis de nuestro fluido sanguíneo. Los enemas de café mejoran la tensión nerviosa, la depresión, las alergias, las parasitosis y los dolores agudos.
Tomando mucha agua ayudamos al hígado a digerir mejor las grasas, y a nuestro cuerpo a hidratarse debidamente.
Comer mucha fruta, pero evitando aquellas con gran contenido de ácidos orgánicos, como el melón, la sandía y las fresas.
Varias fuentes.
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