Estas dos expresiones se utilizan mucho últimamente y a mí me llaman mucho la atención. La verdad es que también las uso. Me llaman la atención porque empiezan a ser como el tema del Karma: “YO NO TENGO LA CULPA DE NADA, LA TIENEN LOS DEMÁS. INCLUSO DE MI VIDA”.
Una de ellas es el “círculo vicioso” y la otra “entrar en bucle”.
Empezaré con el “círculo vicioso”…
Dar vueltas en círculo no nos lleva a ninguna parte. Por lo tanto, darle vueltas a las cosas sin parar, las hace dañinas y por eso se denomina “círculo vicioso”.
Todos tenemos problemas y para cada uno de nosotros, nuestros problemas son los más gordos. Como son nuestros y nos ocupan (o nos columpiamos en ellos) perdemos la perspectiva y a veces hasta tal punto que no salimos de la queja. Al encontramos tristes y apagados se nos dificulta tomar decisiones, actuar frente a los problemas. Y esta actitud pasiva, nos hace entristecer más. Este aumento de tristeza, a su vez, nos impide actuar. Ahí es cuando estamos instalados en el círculo vicioso que muchas veces nosotros mismos creamos.
Podemos salir se ese círculo vicioso si queremos. SI QUEREMOS.
Si nos instalamos en círculos viciosos, nos generamos ansiedad y frustración. En ocasiones, quien se encuentra inmerso en este tipo de conflictos no sabe cómo superarlos.
La verdad es que no hay recetas mágicas, porque para empezar cada uno somos un mundo y cada uno debemos querer salir del círculo, caminar en línea recta. Pero sí hay unas pautas que nos pueden ayudar si nos animamos a seguirlas. Son:
1) detectar el origen del problema,
2) analizar si uno mismo es el causante de la generación del círculo y
3) una vez detectado el origen y ubicados en nuestro papel sobre el problema, es cuando debemos actuar para salir definitivamente de la situación de angustia y malestar. Y si es necesario, pedir ayuda.
No valen excusas, no hemos de autojustificarnos, o no saldremos. La mayoría de las veces, sólo nos autoengañamos al poner excusas y, encima, no solucionan el conflicto. Eso sí, las excusas nos hacen sentir bien. Y el 90% de las veces, las escusas son verdades a medias que nos hacen sentir bien y no nos permiten romper con el nocivo círculo vicioso.
Si de verdad nos queremos, nos valoramos y queremos sentirnos bien, ser felices, hemos de actuar… empezar a rodar hacia adelante.
No es malo pedir ayuda. Lo que es malo es instalarnos ahí y pretender dar lástima para que el mundo solucione nuestros problemas.
Referente a “entrar en bucle”, hay un aspecto que lo diferencia del “círculo vicioso”…
“Entrar en bucle”, para mi es quejarse por todo… lo que nos hace tremendamente infelices.
La queja surge a raíz de una frustración, malestar o daño recibido. Si sólo nos centramos en estos sentimientos, nos estamos centrando en lo negativo y la manera que tenemos para sentirnos mejor, es quejarnos. Así liberamos tensiones. Pero al final, esto no nos hace sentir mejor, sino al contrario: nos genera más tensión. Nuestra mente sigue enfocada en lo negativo.
Estar con alguien que se queja por todo, es agotador.
Para salir del bucle hemos de analizar la situación y ver qué podemos cambiar y qué no. Una vez detectado, ya podemos enfocarnos en lo que sí podemos cambiar. Lo que no podemos cambiar, hemos de aceptarlo. Quizás sólo sea que no es el momento de afrontarlo.
Y claro que podemos quejarnos, pero no eternamente. Si la queja se convierte en lo habitual es cuando lo convertimos en un problema eterno. Démonos 24 horas de queja y luego sigamos viviendo enfocados en lo que sí podemos cambiar.
Cambia lo que esté en tu mano y así siempre sacarás lo mejor de la vida. Disfrutar de tú tránsito por ella, así conseguirás caminar en línea recta.
© Morganna Barcelona.