El cochero ve aproximarse a un guerrero de cabellos rubios y lacios; un broche de plata fija a su pecho una capa verde; los hilos de oro que adornan su túnica la tiñen de un amarillo rojizo.
El extraño guerrero atraviesa las filas del ejército enemigo sin dirigir la palabra a nadie y sin que nadie le hable. Ningún hombre parece verlo.
Cuchulainn se da cuenta de que se trata de un side, que se ha apiadado de él:
– ¡Eres un joven valiente! Vengo a ayudarte –dice el extraño.
– ¿Quién eres? –pregunta Cu Chulainn.
– Soy tu padre, de los side. Soy Lugh, hijo de Ethné.
El padre, entonces, entona un canto que sume a Cu Chulainn en un sueño que dura tres días y tres noches y aplica hierbas curativas mágicas en las heridas de su hijo.
Mientras Cu Chulainn duerme, Lugh adopta su apariencia y lucha en su lugar hasta que el joven guerrero recupera sus fuerzas y puede volver a combatir.