Esta variedad de turmalina es la reina de la familia de las turmalinas. Trabaja en el cuarto y sexto chakra, por lo que posee un gran poder de atracción. La relación entre el sexto chakra y la rubelita tiene su explicación en que son energías de tipo emocional, que parten del corazón del hombre reforzando la resolución del amor y del sacrificio. Actúa como un agente equilibrador de este dentro vital, además de incrementar la entidad de la perfección que deriva de este aspecto del desarrollo humano.
Nos ayuda a dirigir mejor nuestros impulsos y al mismo tiempo, los intensifica uniformemente.
Tiene una gran importancia como equlibradora del centro del corazón, al igual que el rubí, pero a un nivel más sutil… no es tan “cañera”. Su actividad tiende a producir voluntad-sabiduría y elinina los conflictos que nos llevan a la desesperación y tb los que nos producen el miedo al fracaso.
Es el tono más cálido y menos exigente, pero el que produce los efectos más rápidos ya que provoca en nosotros un mecanismo de ajuste automático.
Fuente: “Piedras que curan”.