Algunos supuestos indicadores hipnóticos y cambios subjetivos pueden conseguirse sin relajación o larga inducción, hecho que aumenta la controversia y nacen intensos debates que rodean el tema. Algunos científicos han disputado sobre su existencia, mientras que otros insisten en ambos, su realidad y valor. Una fuente de controversia ha sido la gran variedad de teorías tradicionalmente divididas entre campos de ‘estado’ y ‘no estado’. Esta controversia puede decrecer debido a que las modernas técnicas de ‘imagen cerebral’, ofrecen esperanza para un aumento del entendimiento de su naturaleza y el valor de ambas perspectivas es altamente reconocido.
Las aplicaciones en las que puede ser usada varían ampliamente. Se enfoca eventualmente a los sujetos haciendo parecer a la audiencia que éste está despierto o, popularmente conocido, como en trance. Durante la actuación, éstos parecen obedecer las órdenes del hipnotizador, llevando incluso a cabo comportamientos que normalmente no realizarían.
Por otro lado, las aplicaciones hipnóticas en los campos de la salud, la psicología y la medicina, a menudo se experimentan diferentemente. La evidencia apoya su uso clínico para controlar el dolor, el peso, el tratamiento del Síndrome de intestino irritable y como adjunto para el comportamiento cognitivo, además de otras terapias. La hipnosis misma no es una terapia, pero es efectivamente usada como adjunto a otras terapias. Por lo tanto la hipnoterapia es menos preferible que el uso de técnicas relacionadas con la hipnosis como parte de un paquete integrado psicológico.
Hay que destacar también la profunda vinculación de la hipnosis con el efecto placebo observado en las investigaciones con fármacos, puesto que se logran cambios en la patología o en los síntomas investigados, sin que la droga o tratamiento investigado haya sido el agente de cambio.
La hipnosis clínica en sí misma está basada en una modalidad vincular de relación bipersonal o multipersonal, y debemos verla también como una forma de comunicación. Una forma de comunicación donde el terapeuta se comunica con el mundo de su paciente, a través de vivencias que provoca en él por medio de la palabra. Tomando como elemental punto de partida el comunicar en primer término sensaciones de reafirmamiento, de seguridad, de cuidado, consideración y respeto. De este modo a través de esa relación de comunicación, permite que el paciente atenúe sus mecanismos de defensa de vigilia y se permita alcanzar un estado de intensa serenidad física y mental, de tranquilidad, un profundo estado hipnótico al volcarse sobre sí mismo. Desde esta óptica la hipnosis clínica se la puede ver claramente como un fenómeno de comunicación Sui-generis, específico especial, que evoca la comunicación de un ser protegido y de un protector, totalmente desprovista de elementos mágicos o de presunta posesión de poderes por parte del hipnoterapeuta. No existe la posibilidad de posesión de poderes, pues del mismo modo que una persona alcanza un estado de trance mediante la labor de un hábil psicólogo o hipnólogo también puede alcanzar ese mismo y profundo estado con el empleo de un reproductor de sonido, y claramente se puede convenir que un aparato reproductor por más electrónica y tecnología que tenga, no puede poseer poderes mágicos de ninguna naturaleza.
La hipnosis por un lado sigue siendo investigada y aplicada en su forma clásica, pero al mismo tiempo ha generado nuevas disciplinas y líneas de investigación. Entre ellas, se ha desarrollado la programación neurolingüística o PNL, así como también, a su vez producto de la PNL, la técnica EMDR.
Otro de los usos de la hipnosis son los conocidos shows de hipnosis, donde el hipnotizador tras haber sugestionado a parte del público crea una “obra” donde los actores son las personas hipnotizadas. Uno de los hipnotizadores más conocidos del mundo en este campo es Anthony Cools.